La masa ósea es la cantidad de hueso (proteínas
y minerales,
fundamentalmente mineral de calcio) que presenta una persona en su
esqueleto en un momento determinado. Depende de su edad, sexo y su
raza. Sabemos, por ejemplo, que, a igualdad de
edad y sexo, las
personas de la raza negra tienen más masa ósea que
las de la raza blanca o amarilla.
El hueso no es ni mucho menos un órgano muerto,
sin vida. En su seno se realizan continuamente procesos de
remodelamiento, con una alternancia equilibrada de fases de
destrucción y de formación o sea, reguladas por
distintas sustancias hormonales, la actividad física del sujeto y
la vitamina D, entre otras.
La
cantidad de masa ósea de una persona va
aumentando paulatinamente desde el nacimiento, a medida que va
creciendo el esqueleto; el primer determinante de la masa
ósea, lo constituye el adecuado desarrollo
esquelético durante la niñez y la pubertad. En este
proceso
participan factores genéticos y múltiples sistemas
hormonales, entre los cuales los más importantes
están relacionados con la actividad de la hormona de
crecimiento, las somatomedinas (o factores de crecimiento
similares a insulina) y los esteroides sexuales, en particular
estrógenos. Estos últimos contribuyen a mantener e
incrementar la densidad mineral
ósea, al interferir con la diferenciación y la
actividad de los osteoclastos. Una vez alcanzada la masa
ósea pico (alrededor de los 30-35 años), la
relación entre el grado de depósito y
resorción de matriz
ósea mineralizada, determinará la probabilidad de
desarrollar osteoporosis.
La siguiente gráfica muestra
los cambios en la masa ósea
con la edad y los defectos que conducen al desarrollo de
osteoporosis (B)
En esencia, hay dos mecanismos para que se desencadene
la enfermedad: la disfunción del osteoblasto (que implica
menor síntesis
de matriz ósea) y el exceso de actividad
osteoclástica.
Esquema que ilustra el balance entre la resorción
de hueso y la formación del mismo en condiciones
normales (A),
Por lo tanto, cuanto mayor y más favorable nos
sea este saldo más difícil será que
desarrollemos la osteoporosis. Efectivamente a esta edad nuestro
hueso "se jubila" y tenemos que vivir de las rentas del capital
acumulado el resto de nuestra vida, evitando en lo posible un
saldo final negativo que vendría representado por la
osteoporosis.
¿Por qué se produce la Osteoporosis?
Causas…
Existe una pérdida natural de masa ósea
que comienza muy poco después de haberse alcanzado el
valor
máximo, suele ser muy lenta (alrededor del 0,5% por
año), y dura el resto de la vida. En los varones,
sólo en casos de larga vida, con un valor bajo del
pico de masa ósea en la juventud, se
desarrolla la osteoporosis. La mujer ha sido
peor tratada por la naturaleza en lo
que respecta al metabolismo
óseo.
En primer lugar, su valor de pico de masa ósea,
alcanzado durante la época de la madurez
esquelética, es inferior al del varón (hasta un
30-50% menor). Además, cuando llega la menopausia, al
cesar la producción de hormonas por
el ovario, algunas mujeres, no todas, pueden sufrir una
pérdida más acelerada y rápida de masa
ósea que llega a producir la llamada osteoporosis
postmenopáusica, sin duda la forma más
frecuente de osteoporosis. Al tener las mujeres un valor menor de
la cantidad máxima de masa ósea y sufrir la
osteoporosis es más fácil también que
lleguen a tener cantidades de masa ósea que estén
por debajo del límite mínimo de resistencia del
hueso a los golpes. Se producen, así, las fracturas, la
peor consecuencia de la enfermedad osteoporótica.
Además de la osteoporosis de la menopausia existen otros
tipos de osteoporosis mucho menos frecuentes que pueden aparecer
como consecuencia de enfermedades endocrinas,
reumáticas inflamatorias, enfermedades de la sangre o del
hígado, o condicionadas por la toma de determinados
medicamentos.
Desde hace tiempo, se ha
considerado que la disminución de la deposición
ósea era el factor principal de desequilibrio que conduce
a la osteoporosis, los datos recientes
sugieren que la resorción ósea, puede ser el factor
más importante, por no decir el único. Aunque los
huesos
estén delgados y porosos y exista muy poco hueso, el
existente está bien calcificado y su apariencia
microsccópica es normal.
HUESO TRABECULAR
NORMAL:
Consta de una malla de pequeñas
espículas entre las cuales hay cavidades con médula
ósea roja o amarilla según su localización y
edad. La superficie de las trabéculas tienen una capa
osteogénica o endostio, la cual es responsable del
remodelado más activo que en la compacta. Se encuentra en
la epífisis de los huesos largos, el diploe de huesos
planos y entre las dos tablas compactas de los huesos cortos y
vértebras. La metáfisis de los huesos adultos es
una mera zona de transición entre compacta y
esponjosa
HUESO TRABECULAR CON
OSTEOPOROSIS:
Como todos los tejidos del
organismo, el hueso también está sometido a la
involución que, a partir de cierta edad y mediante un
balance esquelético negativo, determina una
disminución de la masa ósea.
Anatómicamente, la osteoporosis es una
lesión del hueso caracterizada por un progresivo
adelgazamiento de las trabéculas óseas, mucho
más intenso y rápido que el fisiológicamente
evolutivo.
Las trabéculas mantienen su estructura
orgánica y mineral, pero su adelgazamiento ocasiona que se
amplíen los espacios intertrabeculares, haciendo que el
hueso compacto se transforme en esponjoso con una estructura
menos espesa.
A partir de los 35 años se inicia la
pérdida de pequeñas cantidades de hueso.
Existen varios factores que pueden incrementar la
probabilidad
de que desarrollemos Osteoporosis, que son:
- Herencia caucásica (gente blanca) o
asiática. Las mujeres de estas razas, tienen una menor
masa ósea que los hombres. - Constitución delgada, con huesos
pequeños - Antecedentes de fracturas o alteraciones posturales
en familiares de edad avanzada, especialmente si son
mujeres. - Deficiencia de estrógenos en mujeres que
experimentan una menopausia antes de los 45 años, ya sea
naturalmente o como resultado de extirpación
quirúrgica de ovarios, lo que ocasiona una rápida
pérdida de hueso. - Deficiencia de estrógenos como resultado de
amenorrea (ausencia anormal de la menstruación, no
relacionado con la menopausia). - Edad avanzada
- Dieta baja en calcio.
- Estilo de vida sedentaria, con poco o nada de
ejercicio. - Tabaquismo.
- Uso excesivo del alcohol.
- Uso prolongado de algún medicamento,
incluyendo hormonas
tiroides (muchas pastillas o cápsulas misteriosas para
bajar de peso las contienen), glucorticoides (derivados de la
cortisona) usados para tratar condiciones como el asma,
artritis y algunos cánceres; y medicamentos
anticonvulsivos (que también se usan para tratar otras
enfermedades, como el Epamín o el
Fenidantoín).
Riesgo
de fracturas y densidad mineral
ósea.
La osteoporosis se define como una enfermedad progresiva
del esqueleto que se caracteriza por pérdida de masa
ósea y deterioro de la microarquitectura, con aumento de
la fragilidad ósea y consecuente riesgo de fracturas. Si
bien la definición pone de manifiesto la pérdida de
masa ósea, los autores recalcan la importancia de otros
factores esqueléticos y no esqueléticos que
también predisponen a mayor riesgo. Sin embargo, por el
momento, sólo la masa ósea en función de
la densidad mineral ósea es el parámetro objetivo
mensurable con precisión y seguridad, y por
lo tanto constituye la base del diagnóstico de osteoporosis y del
establecimiento de los factores de riesgo. La técnica
más utilizada para medir la densidad ósea es la
densitometría.
La densitiometría ósea es excelente
método
diagnóstico, cuyos valores
son:
Valor de –1 DST = Normal
Entre –1 y –2.6 DST = Osteopenia
>Mayor de –2.6 DST = Osteoporosis
Mayor de –2.6 DST más Fractura =
Osteoporosis Severa
DST = Desviaciones Estándar
El riesgo de fracturas aproximadamente se duplica con la
disminución de un desvío estándar en la
densidad. El riesgo es más del doble en individuos con
masa ósea baja, y de cuatro veces en mujeres con
osteoporosis respecto de mujeres con densidad ósea
normal.
Según los expertos, calcular el riesgo de
fracturas de acuerdo con los valores de
densitometría es equiparable a establecer el riesgo de
accidente cerebrovascular según los registros de
presión
arterial. Los valores de
este parámetro se distribuyen en forma continua en la
población, al igual que ocurre con los
valores de
densidad ósea. De forma similar a lo que se considera para
clasificar a un individuo como hipertenso, el diagnóstico
de osteoporosis se establece cuando el valor de la densidad
mineral ósea está por debajo de los valores
umbrales inferiores. Sin embargo, tal como ocurre con las cifras
de presión
arterial y el riesgo de accidente cerebrovascular, no existen
valores absolutos de densidad ósea que permitan
discriminar aquellos individuos que desarrollarán
fracturas de los que no presentarán esta
complicación. Es necesario recordar además,
según los expertos, que aun cuando los valores
densitométricos sean normales, este hecho no garantiza que
la persona no pueda presentar una fractura: simplemente indica
que el riesgo es menor. Cuando la densidad mineral ósea
está en el espectro osteoporótico, las fracturas
son probables pero no ocurrirán
invariablemente.
Los pacientes que han sufrido una o más fracturas
en cualquier sitio están expuestos a desarrollar fracturas
subsiguientes, independientemente del valor de densidad
ósea. Cuanto más temprana la edad a la que se
produjo la primera fractura y cuanto mayor el número de
fracturas previas, mayor el riesgo subsiguiente. El riesgo de
fracturas vertebrales aumenta al doble en presencia de
antecedentes de estas fracturas. El antecedente de fractura de
muñeca duplica el riesgo de fractura de cadera y triplica
el riesgo de desarrollar fractura vertebral. Se han identificado
una amplia serie de otros factores clínicos que se asocian
con mayor riesgo. Entre ellos, los autores mencionan factores
genéticos o constitucionales, factores nutricionales y
estilo de vida, enfermedades (neurológicas, endocrinas) y
drogas.
Entre los factores genéticos se mencionan
la raza blanca y asiática, la historia familiar (materna)
de fracturas, menopausia prematura (antes de los 45 años)
y menarca tardía. Entre los factores nutricionales
y de estilo de vida los autores mencionan como factores
contribuyentes de osteoporosis a la nuliparidad, la amenorrea
secundaria prolongada, el hábito de fumar, el excesivo
consumo de
alcohol, la
inactividad, la inmovilización prolongada y el bajo peso
corporal.
Entre los factores médicos figuran:
anorexia
nerviosa, síndromes de mala absorción,
hiperparatiroidismo primario, tirotoxicosis, hipogonadismo
primario, prolactinoma, hipercorticismo, osteogénesis
imperfecta, artritis reumatoidea, enfermedad pulmonar obstructiva
crónica, trastornos neurológicos, mastocitosis,
diabetes tipo 1 y
la denominada osteoporosis postrasplante de
órganos.
Los anticonvulsivantes, los anticoagulantes y ciertas
drogas
quimioterápicas también parecen asociarse con mayor
riesgo.
La presencia de los factores de riesgo más
importantes deberá alertar al médico para continuar
la investigación en un paciente seleccionado,
pero no servirán para predecir la densidad mineral
ósea. Entre las asociaciones comórbidas los autores
atribuyen especial importancia a los trastornos
neurológicos crónicos y a las cataratas. Estos
factores aumentan en prevalencia, en la edad avanzada. Ciertos
factores ambientales y hogareños aumentan el riesgo de
fracturas en forma independiente de la densidad mineral
ósea, por aumento del riesgo de
caídas.
El establecimiento y reconocimiento de estos factores,
si bien no parece ser de suma importancia antes de la menopausia,
después de ella parece asociarse con duplicación
del riesgo de fracturas de cadera.
Factores de riesgo
bioquímicos.
La pérdida de masa ósea con la edad se
observa tanto en hombres como en mujeres, aunque varía de
paciente a paciente. Sin embargo, continúa a todo lo largo
de la vida. Cuando los índices de pérdida
ósea son elevados, el riesgo de fracturas es mayor en
relación con índices bajos de pérdida
ósea. La medición directa de la pérdida
ósea en un paciente osteoporótico requeriría
al menos, dos determinaciones de masa ósea en un intervalo
de 2 a 4 años, debido al coeficiente de variación
de la técnica y a la magnitud de cambio en masa
ósea esperado. Sin embargo, esta estrategia no
siempre es posible y por lo tanto se deben tomar decisiones a
partir de las primeras determinaciones en relación con
iniciar o no un tratamiento. Debido a que el índice de
pérdida ósea es proporcional al índice de
recambio óseo en mujeres posmenopáusicas, se ha
sugerido que el índice de pérdida puede predecirse
mediante la determinación de marcadores de recambio en
suero u orina, específicos de formación y
resorción ósea. La osteocalcina sérica y la
fosfatasa alcaos índices de pérdida ósea son
elevados, el riesgo de fracturas es mayor en relación con
índices bajos de pérdida ósea. Debido a que
el índice de pérdida ósea es proporcional al
índice de recambio óseo en mujeres
posmenopáusicas, se ha sugerido que el índice de
pérdida puede predecirse mediante la determinación
de marcadores de recambio en suero u orina, específicos de
formación lina, en especial, la fracción
ósea, son indicadores
útiles de formación ósea. La hidroxiprolina
y calcio urinarios en relación con la de creatinina son,
en cambio,
marcadores de resorción ósea. Sin embargo, los
entrecruzamientos de piridinolina y los péptidos
relacionados son marcadores de resorción más
específicos y sensibles.
Osteoporosis Hormonal. En algunos pacientes con
osteoporosis, la causa subyacente consiste en un desequilibrio
hormonal producido por un aumento de secreción de hormonas
antianabólicas. Por tanto, la osteoporosis es característica del hiperparatiroidismo,
hiperpituitarismo, hipertiroidismo e hiperadrenocortisonismo (por
causa de una hiperactividad de la corteza suprarrenal, o bien
como resultado de un prolongado tratamiento con
cortisona).
Osteoporosis por Inactividad. Cualquier tipo de
cuerpo se atrofia cuando no se emplea, y el hueso no es una
excepción (a excepción de los huesos del
cráneo); puede dar a cualquier edad. Las presiones
intermitentes del soporte de peso y las tensiones del impulso
muscular transmitidas al esqueleto ejercen fuerzas y tensiones
que parecen estimular la deposición del hueso mediante la
actividad osteoblástica. En la persona que, por cualquier
razón, está confinada en la cama o tiene muy
limitadas actividades, la deposición del hueso se ve
superada pronto por la resorción del mismo,
produciéndose como consecuencia una atrofia por
inactividad del hueso (osteoporosis por inactividad). Este tipo
de osteoporosis, por supuesto, es más marcado en aquellas
partes del esqueleto que son menos empleadas, a saber, las
extremidades inferiores y la columna vertebral. No hay duda de
que la prolongada inmovilización de un miembro, la falta
de soporte de peso y la parálisis pueden producir una
osteoporosis por inactividad localizada, limitada a los
huesos que no se emplean.
Osteoporosis posmenopáusica y senil. Estos
dos tipos de osteoporosis generalizada se estudian conjuntamente
debido a que tienen muchos aspectos comunes. Su distinción
es algo arbitraria, en el sentido de que cuando las mujeres
desarrollan una osteoporosis entre la menopausia y la edad de 65
años, la osteoporosis recibe el nombre de
posmenopáusica, mientras que cuando los hombres o
las mujeres desarrollan dicho proceso a
partir de los 65 años de edad, éste recibe la
denominación de senil. La osteoporosis
posmenopáusica y la senil representan con mucho la
enfermedad ósea generalizada que con más frecuencia
puede observarse entre los pacientes. Se ha calculado que es
radiográficamente detectable en un 50% de las personas con
más de 65 años, y cuando se tiene en cuenta que la
cantidad total de hueso debe estar disminuida en un tercio antes
de que el descenso pueda detectarse radiográficamente con
facilidad, podrá apreciarse que son verdaderamente muy
frecuentes los grados menos graves de osteoporosis
posmenopáusicas y senil. En el anciano, el hipogonadismo,
así como la inadecuada ingestión dietética
de calcio, parecen ser los factores etiológicos de este
tipo de osteoporosis y, además, el proceso puede agravarse
por añadírsele una "osteoporosis por inactividad"
asociada con la habitual disminución de la actividad
clínica del anciano.
Atrofia refleja de Sudek. Es una osteoporosis
localizada, postraumática o subsiguiente a la
inmovilización, acompañada de dolor y a veces de
edema de la zona afectada e hipercalciuria. La lesión es
reversible y es evidente la influencia de un factor nervioso
negativo (simpático). Se le observa con mayor frecuencia
en los huesos del esqueleto de la mano y del pie, después
de fracturas, entorosis graves o inmovilización
prolongada. Nunca se le observa en niños.
Patogenia:
acidosis–anoxia–vasodilatación–estasis.
Ello explica la presencia de rubicundez y sudoración local
aumentada. En la radiografía se aprecia un tipo de
osteoporosis en islotes, con algunas zonas de densidad normal
entre ellos (osteoporosis moteadu).
Fracturas más comunes en
Osteoporosis
Las fracturas más comunes se localizan en la
muñeca, la columna, y en menor medida, en el hombro. Tres
son los lugares de afectación típica en la
osteoporosis: columna vertebral, el cuello del fémur y la
porción terminal del antebrazo.
Para ver el grafico seleccione la
opción "Descargar" del menú superior
Fracturas en la Columna Vertebral.
Los motivos de la presentación de estas fracturas
suelen ser contracciones bruscas e intensas de la musculatura de
la espalda. El aspecto que adquieren las vértebras es en
cuña a causa de la infracción de los ángulos
superior e inferior de los cuerpos vertebrales, preferentemente
dorsales. Un paso más avanzado lo constituye el
aplanamiento del cuerpo vertebral que agudiza la cifosis dorsal
existente y disminuye la talla del enfermo. Este tipo de
fracturas, fundamental para la disminución de la estatura,
pueden presentarse en uno de los platillos, preferentemente el
superior o en ambos conjuntamente.
Fracturas de Muñeca. El último
grupo de
fracturas relacionado con la osteoporosis es el formado por las
fracturas de Colles de radio y
cúbito. Nordin en (1973) comentaba ya el enorme aumento de
la producción de estas fracturas en personas a
partir de los 50 años, especialmente en mujeres, por lo
que sugería una relación entre su aparición
y las pérdidas óseas en esa etapa de la
vida.
Fractura en el Cuello del Fémur. Para
muchos autores el comportamiento
de esta zona es idéntico al de la columna vertebral por
tratarse su estructura, en su mayor parte, de tejido óseo
trabecular. Actualmente existen métodos
para determinar la cuantía de mineral óseo, como
ser absorciometría de fotón dual,
absorciometría dual con RX, (con error de precisión
de 0.5 a 2%), tomografía computada cuantitativa (que
expresa la densidad en gramos por Cm3), y los
más modernos que llevan el nombre de Análisis de Activación
Neutrónica y Ultrasonido.
Los enfermos suelen denunciar dolor; en los
adultos es muy frecuente el dolor dorsolumbar sobre la
proyección de la columna vertebral. Por el contrario, el
síndrome puede existir asintomático, y sólo
ser denunciado por radiografía o el laboratorio.
En los cuadros de larga evolución, en cambio, al dolor se suman las
deformaciones esqueléticas, casi siempre de la columna
vertebral, y de preferencia una cifosis que va acompañada,
con los años, de evidente disminución de peso y la
talla, o bien, las fracturas patológicas.
Pérdida de talla corporal y cambios
característicos de conformación corporal
en la Osteoporosis
CIFOSIS:
Es una exageración de la convexidad del raquis
dorsal.
Puede deberse a la fusión
parcial de cuerpos
vertebrales, aplastamiento o acuñamiento
vertebral,
y/o ausencia de un cuerpo vertebral.
En la sangre, el
calcio, el fósforo y fosfatasas alcalinas se manifiestan
en niveles normales; la calciuria suele estar moderadamente
aumentada, sobre todo en el periodo evolutivo del proceso
porótico óseo. La hidroxiprolina urinaria se
mantiene en niveles normales.
¿Se puede prevenir la
Osteoporosis?
¡Sí!
El primer procedimiento
para prevenir la osteoporosis consiste en poner todos los
requerimientos necesarios para alcanzar un buen pico de masa
ósea, al llegar a la época de la madurez
esquelética (30–35 años), ya que a partir de
este momento deberemos vivir de las "rentas" de ese capital
acumulado. Por eso, se recomienda, durante la adolescencia y
la juventud,
tomar una cantidad adecuada de calcio en los alimentos (tabla
I), realizar un ejercicio físico correcto y suprimir el
tabaco y el
alcohol, con el fin de que se forme una buena cantidad de masa
ósea. Después de la menopausia, la
disminución brusca en la producción de hormonas
(estrógenos) por el ovario puede acelerar la
destrucción de los huesos, con la alteración
consiguiente del metabolismo
del calcio. Existe por ello, hoy día, un acuerdo universal
en virtud del cual se recomienda a la mujer, a estas
edades, que incremente en su dieta la ingestión de
calcio.
TABLA I
Ración diaria de calcio
recomendada
en las distintas edades
EDAD | MG / DÍA |
0 – 0.5 0.5 – 1 1 – 10 10 – 24 Adulto Embarazo Lactancia Personas Mayores | 360 540 800 1200 800 1200 – 1400 1200 – 1400 1200 – 1600 |
Los alimentos que
más calcio contienen son la leche y sus
derivados (especialmente el queso) (Tabla I). A algunas mujeres
les pueden o gustar los derivados lácteos. A
otras, incluso, les pueden sentar mal y pueden presentar
intolerancia intestinal (con flatulencia, retorcijones, dolor
abdominal y diarrea) debido a la falta de una sustancia necesaria
para su digestión. En estos casos se deberá tomar
el calcio en forma de medicamento (sales de calcio) (Tabla III),
según, las recomendaciones de su
reumatólogo.
TABLA II
CONTENIDO DE CALCIO EN LOS
ALIMENTOS
(MILIGRAMOS DE CALCIO POR CADA 100 GRAMOS
DE ALIMENTO)
CEREALES Pan de trigo blanco Pan de trigo integral Pan de trigo tostado Arroz en paella Harina de trigo LEGUMBRES Garbanzos cocidos Guisantes cocidos Judías cocidas Habas cocidas VERDURAS Y TUBÉRCULOS Alcachofas cocidas Patata frita HUEVOS FRUTA Cereza Fresón | 38 65 13 3 25-187
35 18 87 103
44 192 29 16 11 36
54 81 190
267 58 36 12 | FRUTOS SECOS PRODUCTOS LÁCTEOS Leche condensada Queso duro CARNES PESCADOS |
240 98 212 61
120 290-380 350-550 800-1200 145
10 20
240 16 197 410 93 20 409 30-300 |
A las dosis que se recomiendan habitualmente no existe,
generalmente, ningún peligro (salvo e en personas con
niveles previos elevados de calcio en sangre), ya que se trata de
dosis que cubren las necesidades naturales. Se debe recomendar a
toda mujer en estas
edades un programa de
actividad física
que incluya el caminar de 30 a 60 minutos 3-4 veces a la semana,
para mantener la masa ósea y un buen tono muscular en las
extremidades inferiores. Los tóxicos nocivos para el
hueso, tales como el alcohol y el tabaco,
deberán ser suprimidos. La vitamina D es importante para
la regulación del metabolismo del calcio.
Una exposición
al sol de 30 minutos al día es normalmente suficiente para
que se produzca en la piel la
cantidad necesaria de vitamina D, que permita la absorción
intestinal del calcio. En caso de que esto no sea posible, por
enfermedad, invalidez con confinamiento domiciliario o por vivir
en regiones geográficas con pocos días soleados, se
deberá recurrir a alimentos naturales ricos en esta
vitamina (el aceite de hígado de pescado es el
único alimento natural que contiene grandes cantidades de
vitamina D) o a un suplemento diario de esta vitamina en forma de
medicamento.
TABLA III
Sales de calcio. Cantidad que es
necesario tomar de cada sal para ingerir
1000 mg de calcio elemento
SAL DE CALCIO | CANTIDAD (GRAMOS) |
Carbonato Cloruro Citrato Pidolato Lactogluconato Ortofosfato Gluconato | 2.5 3.7 5 7 7.7 9 11 |
Aunque suele recomendarse, por lo menos, un estudio
radiológico de columna vertebral para la valoración
del sistema
esquelético de toda mujer postmenopáusica, es
importante señalar que se requiere una pérdida
cercana a 30% en la masa ósea, para que la
desmineralización sea evidente en las
radiografías.
Por fortuna, se han desarrollado otras técnicas
de imágenes
diagnósticas, mucho más sensibles. En la
práctica cotidiana la densitiometría ósea
(de los cuerpos vertebrales y el cuello del fémur) es el
examen más solicitado para establecer la presencia de
osteoporosis y evaluar la respuesta al tratamiento;
además, es el examen de elección en pacientes con
factores de riesgo.
Entre los métodos
densitométricos, la absorciometría de doble
fotón es quizá la técnica más valiosa
para determinar la densidad ósea y ofrece grandes
ventajas, pues requiere una mínima exposición
a las radiaciones, tiene un margen de error bajo, no es costosa y
sus hallazgos son de excelente valor predictivo del riesgo de
fracturas. Otro método
seguro y
reproducible es la tomografía computarizada
cuantitativa.
Tratamiento
A causa de la magnitud de la morbilidad relacionada con
la osteoporosis posmenopáusica y senil (en particular, las
fracturas patológicas microscópicas y visibles a
simple vista), no es sorprendente que los médicos
interesados en el metabolismo óseo se hayan afanado
durante muchos años en prevenir, detener e incluso
eliminar esta osteoporosis por medio de tratamiento
farmacológico, es decir, por agentes terapéuticos.
Los muchos agentes investigadores hasta el momento presente (bien
en forma aislada o en combinaciones variadas) comprenden las
hormonas anabólicas estrogénicas (para mujeres
solamente), calcitonina, difosfonatos, vitamina D (o sus
metabolitos activos), calcio
y fluoruro sódico. Cada uno de estos agentes, en dosis
elevadas, pueden producir efectos secundarios indeseados en
algunos pacientes, y de ahí que se han de administrar con
cautela y solo bajo una supervisión regular. Se ha demostrado que
el fluoruro sódico en dosis "tóxicas" estimula la
formación de hueso, cuya matriz, sin embargo, puede llegar
a calcificarse en forma lenta; parece que los suplementos de
calcio llegan a corregir este defecto (aunque el tiempo puede ser
un factor). En muchos pacientes con osteoporosis coexiste cierto
grado de osteomalacia, y este componente del problema puede
corregirse mediante dosis adecuadas de vitamina D. Si bien quedan
por realizar todavía muchas investigaciones
científicas, tanto en animales como en
el ser humano, es justificable un amplio tratamiento
médico de todos los pacientes osteoporóticos,
recomendándose, por regla general, la combinación
de fluoruro sódico y calcio, que parece ser muy
prometedora, a pesar de que, por razones todavía no bien
comprendidas, no todos los pacientes responden al fluoruro. Un
programa de
ejercicios regulares y energéticos parece útil para
contrarrestar por lo menos el componente atrófico de la
osteoporosis, que es secundario a la vida sedentaria de las
mujeres posmenopáusicas, así como de los ancianos,
tanto hombres como mujeres. El dolor de espalda producido por las
microfracturas en las vértebras osteoporóticas
puede disminuirse por el uso de un corsé vertebral ligero
y bien ajustado.
Algunos ejercicios físicos útiles para
el paciente con osteoporosis
La osteoporosis tiene graves repercusiones sobre la
salud de la mujer y es una de las causas más importantes
de morbimortalidad femenina en la actualidad, por lo que la
PREVENCIÓN, la IDENTIFICACIÓN precoz de los cambios
óseos y la INSTAURACIÓN oportuna e las medidas
terapéuticas son aspectos fundamentales en la
práctica médica cotidiana.
- ORTOPEDIA Y TRAUMATOLOGÍA
Vals, Parruelo, Aiello, Kohn Tebner,
Carnevale
Editorial "El Ateneo"
Buenos Aires, Argentina
5ª Edición, 1990
- TRASTORNOS Y LESIONES DEL SISTEMA
MUSCULOESQUELÉTICO
R.B. Satter
Editorial "Massor – Salvat"
Medicina
México
2ª Edición, 1996
- MICROSOFT ENCARTA 1999
- INTERNET
www.ser.es/pacientes/osteoporosis.html
www.geocites.com/HotSprings/spa/6576/osteoporosis.html
www.grupoese.com.ni/1999/bmedica/ed36/osteo36.htm
www.siicsalud.com/dato/dat013/99805032.htm
Raúl Ricardo Balderrama
Sánchez
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